
Vino
De Elizabeth Zanoni
Traducción de Mirta Roncagalli
El vino representa un gran ejemplo de cómo los italianos influenciaron la industria, el ambiente y la cultura tanto del país de origen como de los países de acogida. Los colonizadores españoles llevaron (a menudo con propósitos religiosos) a América Latina las vides nativas del Mediterráneo, sin embargo, fue solo a finales del siglo 19 cuando italianos, argentinos y otros inmigrantes de Mendoza y de San Juan desarrollaron una industria vinícola argentina. Los inmigrantes tomaban también vino importado de Italia. Su amor por los vinos italianos incentivó las rutas comerciales y ayudó a modernizar la industria vinícola italiana en Italia.
En el siglo 16, los colonizadores españoles y los misioneros llevaron a América Latina las tradiciones conectadas con el vino y con las variedades mediterráneas de vides. La producción vinícola permaneció bastante modesta hasta finales del siglo 19, cuando los agricultores -entre los cuales había muchos italianos- en Mendoza y en San Juan tuvieron éxito en experimentar con las vides europeas. Construyeron lo que pronto se convirtió en uno de los más importantes sectores de la agricultura del país. Antonio y Domingo Tomba, dos inmigrados venecianos, en 1882 fundaron la bodega Domingo Tomba en Mendoza. Esta bodega se convirtió en la más grande de Argentina, ofreciendo a los pobres inmigrantes, acostumbrados a consumir pequeñas cantidades de vino con su comida, vino de mesa a un precio modesto.

Imagen 1: Publicidad del vino argentino Tomba, 1919.
Fuente: Publicidad del vino argentino Tomba, La Patria degli Italiani (Buenos Aires), 20 septiembre 1919, p. 2.
Al mismo tiempo, sin embargo, los italianos en Argentina deseaban también los vinos italianos originarios de sus regiones. Su amor por los vinos italianos, del piamontés al siciliano, favoreció intercambios comerciales fructíferos dirigidos por mercantes italianos. Uno de los comerciantes de vino más acomodados era un inmigrado siciliano, Francesco Jannello, ex capitán de la marina mercantil y de la marina real italiana. Jannello, en su tienda en Buenos Aires, vendía vinos italianos, especialmente los del viticultor palermitano I. V. Florio.

Imagen 2: Publicidad del Marsala italiano de la marca Florio, vendido por Francesco Jannello en Buenos Aires, 1915.
Fuente: Publicidad del vino italiano de la marca Florio, La Patria degli Italiani (Buenos Aires), 14 marzo 1915, p. 10.
Comerciantes como Jannello se preocupaban por la progresiva competencia derivada de los vinos argentinos y de los importados de otros territorios del Mediterráneo. Estos comerciantes presionaron al gobierno argentino para que se pronunciara contra los altos impuestos de importación sobre los vinos y, al mismo tiempo, pidieron al gobierno italiano que aprobara leyes para regular, proteger y modernizar la industria vinícola en Italia. Sin embargo, los comerciantes no tuvieron mucho éxito en el intento de proteger las importaciones de vino italiano. Ya en los años ’20 del siglo pasado, la producción argentina dominaba el consumo de vino en el país, a pesar de que la industria, ahora meticulosamente nacionalizada, hubiese sido ampliamente influenciada por la experiencia y el conocimiento de los italianos en materia de agricultura y comercio y de la cultura vinícola que los inmigrantes italianos trajeron.
La historia del vino en Argentina revela cuanporosas fueron las fronteras entre Italia y Argentina en materia de cultura, cocina e industria. Se promocionaban los vinos italianos y argentinos en periódicos dirigidos a italianos, argentinos y consumidores de otros orígenes.Periódicos tanto en lengua italiana como en lengua española y a menudo los comerciantes vendían vinos tanto italianos como argentinos.
Lecturas adicionales
- Ana María Mateu and Steve Stein, El vino y sus revoluciones: Una antología histórica sobre el desarrollo de la industria vitivinícola Argentina (Mendoza: EDIUNC, 2008).