¿Qué vamos a hacer?

El centenario de la independencia en 1910 le ofreció a los políticos y a las elites argentinas la oportunidad de promover sentimientos de pertenencia nacional y conmemorar símbolos de la historia nacional. La renovación del espacio urbano en Buenos Aires se volvió una expresión tangible de aquel momento de 1910. La Plaza de Mayo y la Plaza del Congreso fueron rediseñadas, y el Parque Centenario le ofreció a los residentes de la floreciente metrópolis un nuevo espacio para el ocio. El gobierno nacional desarrolló ambiciosos planes de construir monumentos en la capital, y en otros sitios del país para conmemorar a líderes del siglo XIX, congresos constitucionales y batallas en las guerras de independencia. Esta oportunidad no pasó desapercibida por los residentes extranjeros de la ciudad, que en esa época representaban un 46% de su población. Los líderes autoproclamados de varias colectividades comisionaron monumentos que representaban su contribución a la nación argentina.

Esta narrativa de contribución es particularmente notable teniendo en cuenta que surgió en un momento en el cual los líderes del país estaban tan enfocados en la historia argentina y sus símbolos y cuando un sector de las elites estaba empezando a cuestionar los beneficios de las altas tasas de inmigración. Los inmigrantes no solo participaron en un momento crucial del nacionalismo argentino, sino que construyeron un espacio (a partir de ladrillo, mármol y bronce) para el pluralismo cultural. Junto a José de San Martín y los hombres de la Primera Junta en 1810, se elevaron símbolos de cómo las diferencias étnicas contribuyeron al progreso nacional argentino.

Al fomentar un espacio para las colectividades – o una determinada imagen elitista de esas colectividades – en el paisaje urbano de Buenos Aires, los inmigrantes de clase alta que participaron en la realización de estos monumentos jugaron un papel importante en la afirmación de la europeidad de la Argentina. Estos esfuerzos de europeizar a la sociedad se produjeron a costa de pueblos indígenas, mestizos y afro-argentinos, y ayudó a cimentar el mito de una nación blanca. La construcción de una Argentina blanca se realizó no solo con la llegada de millones de inmigrantes europeos, y el rechazo de otros llegando de Asia, sino también en la arquitectura.

Los proyectos para la celebración del centenario de 1910 formaron parte de una tendencia más grande en la cual los políticos y elites rehicieron espacios urbanos en la capital. A partir de la década de 1880 hubo una serie de proyectos que utilizaban la arquitectura y la planeación urbana para transformar Buenos Aires en una ciudad “moderna” y un modelo de la “civilización”. Torcuato de Alvear, el primer intendente de la ciudad recientemente federada en los 1880s, ensanchó las avenidas, siguiendo el modelo de las renovaciones de Haussmann en París en los años 1850 y 1860. Las avenidas fueron ampliadas, las calles pavimentadas, y se plantaron árboles y arbustos en distintas plazas de la ciudad. Este tipo de reformas urbanas en París, Buenos Aires y otras ciudades también tenían como objetivo expulsar a la clase trabajadora de ciertos barrios. La rápida expansión de redes ferroviarias y portuarias fueron dos factores importantes en esta renovación urbana, moviendo el centro de la ciudad hacia la Plaza de Mayo (cerca del Puerto Madero) y la terminal ferroviaria del Retiro. Muchos edificios nuevos aparecieron en los 1880 y 90, y con la llegada del nuevo siglo y la influencia de la École des Beaux-Arts en París, muchos arquitectos educados en Francia encontraron trabajo en Buenos Aires.

Esta exposición está inspirada en el capítulo de libro de Benjamin Bryce, “Cultural Pluralism Written in Stone: Ethnic Monuments in the 1910 Argentine Centennial.” Es parte del libro Recasting the Nation in Twentieth-Century Argentina, editado por Benjamin Bryce y David M.K. Sheinin, 18-44. New York: Routledge, 2022.

Monumentos construidos por inmigrantes para las celebraciones del centenario de 1910

Ruta Propuesta

Versión corta:

• 1. Tome el metro a Plaza Italia (línea D). En esta plaza, encontrará el monumento italiano a Garibaldi
• 2. Desde ahí, camine hacia el este a través del parque hasta el monumento español (llamado Monumento a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas en Google Maps). Está a 1 km de distancia.
• 3. Desde ahí, camine hacia el sudoeste otros 750 metros, también a través del parque, hacia la fuente alemana (Fuente Riqueza Agropecuaria Argentina). ​
• 4. En el camino, puede hacer una parada en el jardín japonés de la ciudad.
• 5. Después de visitar la fuente alemana, tome un paseo sobre la Avenida Libertador hacia la Plaza Francia. Son 1.6 km sobre una de las avenidas más impresionantes de la ciudad.

Versión larga, o para otro día.

• 6. La Torre de los Ingleses (estación de metro Retiro) está a tres kilómetros de la Plaza Francia. Puede caminar a través del barrio recoleta sobre la Avenida Alvear. Camine hacia la Plaza del General San Martin y pare ahí y en el Monumento de los Caídos en las Malvinas.
• 7. El monumento italiano a Colón está en la dirección opuesta, en la orilla del río en la Costanera. Está a alrededor de 5 km al norte del monumento español, y se puede acceder fácilmente en bus (37B) o taxi.
• 8. En la Costanera, también se puede visitar el Parque de la Memoria, un memorial a las víctimas del terrorismo del estado durante la última dictadura.